21.12.09

Georgia Russell



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18.12.09

Ready For Revolution

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15.12.09



La obra de Francis Bacon siempre me ha parecido extraordinariamente morbosa y excitante. Su pintura la veo como una de las más sinceras y originales del siglo pasado, y me atrae mucho el hecho de que no formara parte de ningún colectivo y que tampoco creara escuela, quizás sólo en eso aún le mitifique un poco como genio creador, pero es por el simple hecho de que considero que con su trabajo llevó a la pintura figurativa un paso más allá.

Lo más atrayente de su pintura siento que es ese acoso violento que realiza al espectador. Cómo huye de la representación de la realidad literal y de la retórica en sus cuadros, de las historias, de la pintura ilustrativa, del significado, para simplemente irrumpir con fuerza en el sistema nervioso del espectador, y que éste reconozca las formas, los cuerpos, pero se sienta abrumado por la pintura antes de imaginar una historia o un porqué. Es decir, consigue que al contemplar su obra sintamos antes de pensar, lo que me parece fabuloso.

A lo largo de las entrevistas que he podido leer, Bacon trata constantemente el hecho accidental de su pintura. Ve su obra como un juego compuesto por la suerte, la intuición y el orden: «el verdadero arte siempre estaría ordenado, sin importar cuánto se debe al azar». No realizaba bocetos ni estudios previos, y se acostumbró a provocar el accidente cuando estaba pintando, por ejemplo, lanzando pintura con la mano, para crear una especie de nuevo punto de partida.

En su obra temprana, se distinguen tres temas claves: la Crucifixión, los retratos de Papas y el grito, en este último trabajó a lo largo de toda su carrera. Posteriormente se dedicó a retratar a sus amigos más cercanos. Los rostros presentan múltiples lecturas espaciales distintas, y es esta distorsión la que parece dar mayor credibilidad en cuanto al retrato de aquella persona.

3.12.09

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24.11.09

Antony Gormley



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3.11.09

28.10.09

26.10.09



Jenny Saville es una artista contemporánea de los llamados Young British Artist. Estas son dos de las razones para incluirla como referente en mis pequeñas investigaciones del curso: ser mujer pintora y estar viva. La tercera razón es el impacto tan grande que sentí cuando descubrí su obra. Supongo que no me cansaré de analizar su pincelada y su gama de colores (especialmente el tratamiento de la carne); pero con lo que más identificada me siento en su trabajo es la manera de criticar temas muy personales a través de la representación de la figura humana (casi siempre mujeres basadas en su propia imagen o directamente autorretratos).

La obra de Saville en sus comienzos está muy ligada al discurso feminista, trabajando especialmente en la inconformidad hacia el modelo social de la belleza femenina ante la mirada de deseo masculina. Dice: «[…] utilizan a las mujeres para ser miradas. No tengo el gusto de mirar o ser mirada. Si acaso deseo ambos papeles». Se puede deducir que no está interesada en absoluto en la recreación de la belleza femenina idealizada, sino que construye una visión propia del cuerpo desnudo.

Su obra tiene un lenguaje directo en el que los cuerpos deformes, la sangre, los músculos descubiertos, la transexualidad, nos hacen ver cómo en esta sociedad nada es suficiente para que te vean bella y deseable. Son las consecuencias de este culto al cuerpo lo que hacen de la pintura de Saville algo tan violento y directo.

Como ya he dicho, en numerosas ocasiones utiliza su cuerpo como forma de ir más allá: «no estoy interesada en hacer retratos como tal. No estoy interesada en la personalidad exterior. No utilizo la anatomía de mi cara porque me guste, en absoluto. La utilizo porque trae fuera algo desde adentro, una neurosis».

Normalmente sus obras son de formatos gigantes, que hacen todavía más grandes y monstruosos los cuerpos que pinta. Trabaja con óleo sobre tela, aunque también utiliza técnicas de grabado y fotografía.

24.10.09

Las mujeres casa de Louise Bourgeois

En la vida real me identifico con la víctima. En mi arte, soy la asesina. Estos horribles sentimientos se convierten en trabajos que el público encuentra muy alegres. En mi arte vivo un mundo de mi propia factura. Tomo decisiones. Tengo poder. En el mundo real, no quiero el poder.

Louise Bourgeois.


Louise Bourgeois. "Femme Maison" 1946-47. Óleo y tinta sobre lino. 91,4 x 31,5 cm. Colección privada.


Louise Bourgeois. "Femme Maison" 1946-47. Tinta sobre papel. 23,2 x 9,2cm.





“Louise Bourgeois. La Casa de Eva en el Paraíso” . Patricia Mayayo.


[...]

Consideremos, por ejemplo, la serie de dibujos y pinturas que, bajo el título de Femme-maison, realiza en 1946-47: imágenes en las que el cuerpo o la cabeza de una mujer han sido sustituidos por la representación de una vivienda, de tal modo que es difícil saber si es el organismo el que está invadiendo el espacio arquitectónico o, por el contrario, la arquitectura la que está aprisionando al cuerpo. Esta ambigüedad refleja el carácter dual que tiene, para Bourgeois, su propia casa familiar, un ámbito plagado de dudosos recuerdos: constituye, por una parte, un espacio materno, un refugio cálido y protector; representa, por otra, el reino del Padre, el universo del autoritarismo y la mentira. Pero las femmes-maison ponen de manifiesto también la naturaleza ambivalente que ha tenido siempre el espacio doméstico en la historia de las mujeres: se trata, por un lado, del lugar por excelencia de la sociabilidad femenina, punto de partida de una red de saberes de mujeres, escenario de los placeres de la maternidad; por otro lado, es un espacio de reclusión, emblema de la expulsión de las mujeres de los asuntos públicos, imagen de su identificación secular con un papel exclusivamente nutricio y reproductor (y en este sentido, no es de extrañar que estos dibujos y pinturas de Bourgeois se convirtiesen en una especie de icono en los ambientes artísticos feministas en Estados Unidos a principios de los 70).


En último término, las femmes-maison no son sino un ejemplo más de las ambiguas relaciones que han mantenido la mujer y la casa en el imaginario mítico: por una parte, como subraya Gaston Bachelard[1], la casa, el laberinto, la tumba, la caverna y en general los continentes y cavidades aparecen ligados, una y otra vez, a la imagen del útero materno; por otra, la mujer se halla totalmente ausente de las narraciones que a lo largo de la historia han especulado sobre el origen de la primera casa, la famosa cabaña primitiva. Mencionado por primera vez en el tratado arquitectónico de Vitruvio, este mito se cristianiza en el Renacimiento. Filarete, en efecto, sitúa el origen de la cabaña primitiva en la expulsión del Paraíso: cuando Adán fue arrojado del Edén, estaba lloviendo -sugiere- y cómo no tenía a mano más protección se llevó las manos a la cabeza para defenderse del agua; surgió así la primera vivienda con tejado a dos aguas. Siglos después, la mujer-casa de Bourgeois es una especie de contrapunto de esta imagen primigenia de Adán haciéndose una casa con su propio cuerpo: no podemos evitar preguntarnos si alguna vez la femme-maison será capaz de liberarse de la carcasa que la aprisiona y construirse, por fin, la casa de Eva en el Paraíso.



[1] BACHELARD, G.: La Terre et les rêveries du repos. Essai sur les images de l'intimité. París, José Corti, 1948.




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15.10.09

NO LOGO

En mi vida de estudiante he recogido, repartido, maquetado y fotocopiado un buen número de cuartillas panfletarias. El fin de semana anterior una manifestación por la libertad de presos anarquistas dejó la Rambla del Raval llena de panfletos. Su diseño era exactamente igual al de los que tan acostumbrada estaba en Zaragoza, misma disposición de textos, mismos logos, casi casi misma tipografía…


Más allá del desconocimiento de los maquetadores de estos panfletos, de que utilicen plantillas de Word, ¿se sigue utilizando esta fórmula por tradición o por funcionalidad? Acaso el diseño esté reñido con el activismo, acaso no piensen captar a más publico que el que ya tienen. Quizás por ello nadie lea, si lo hace, más que los titulares, quizás sea esa la razón por la que me encontré con esa manta de papeles en la Rambla.


¿No sería más útil incluir menos información y captar más la atención del público? Con un diseño distinto, utilizando herramientas para llamar el interés de la gente, ¿se perdería credibilidad entre los propios activistas?


Todas estas preguntas nacen de una crítica al libro NOLOGO, en la que se interpreta dicho trabajo como un ataque directo al diseño y al trabajo de diseñador. A mi forma de ver, el contenido está mucho más relacionado con la publicidad y las estrategias de marketing que con el diseño en sí.


En NOLOGO se utiliza el mismo lenguaje, la misma venta de idea que utilizan los publicistas a los que tanto critica el libro. ¿Será que es imposible en publicidad no manipular y jugar con conceptos humanos?


Por otra parte, quizás el libro no hubiera llegado a causar tanta polémica mundial si no se hubieran tomado esas medidas de diseño, pero ¿hasta qué punto es lícito atacar el capitalismo utilizando sus herramientas? ¿Acaso el diseño y la publicidad no pueden usarse como medios antiglobalización?

1.10.09

ubeconbe


Consumibles y negociables
(2009)
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