15.10.09

NO LOGO

En mi vida de estudiante he recogido, repartido, maquetado y fotocopiado un buen número de cuartillas panfletarias. El fin de semana anterior una manifestación por la libertad de presos anarquistas dejó la Rambla del Raval llena de panfletos. Su diseño era exactamente igual al de los que tan acostumbrada estaba en Zaragoza, misma disposición de textos, mismos logos, casi casi misma tipografía…


Más allá del desconocimiento de los maquetadores de estos panfletos, de que utilicen plantillas de Word, ¿se sigue utilizando esta fórmula por tradición o por funcionalidad? Acaso el diseño esté reñido con el activismo, acaso no piensen captar a más publico que el que ya tienen. Quizás por ello nadie lea, si lo hace, más que los titulares, quizás sea esa la razón por la que me encontré con esa manta de papeles en la Rambla.


¿No sería más útil incluir menos información y captar más la atención del público? Con un diseño distinto, utilizando herramientas para llamar el interés de la gente, ¿se perdería credibilidad entre los propios activistas?


Todas estas preguntas nacen de una crítica al libro NOLOGO, en la que se interpreta dicho trabajo como un ataque directo al diseño y al trabajo de diseñador. A mi forma de ver, el contenido está mucho más relacionado con la publicidad y las estrategias de marketing que con el diseño en sí.


En NOLOGO se utiliza el mismo lenguaje, la misma venta de idea que utilizan los publicistas a los que tanto critica el libro. ¿Será que es imposible en publicidad no manipular y jugar con conceptos humanos?


Por otra parte, quizás el libro no hubiera llegado a causar tanta polémica mundial si no se hubieran tomado esas medidas de diseño, pero ¿hasta qué punto es lícito atacar el capitalismo utilizando sus herramientas? ¿Acaso el diseño y la publicidad no pueden usarse como medios antiglobalización?

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